Hola, ¿cómo estás? ¿Bien?, me alegro.
¿Mal?, también me alegro.
Creo que estar mal es una gran oportunidad para estar completas. Una oportunidad para dejar que Perséfone nos posea y nos lleve al inframundo.
No está tan mal como parece. Allí sudas, tiemblas, vomitas, pierdes la conciencia, no existe el bien y el mal.
No tienes que agradar a nadie, puedes hacer y ser lo que te de la gana.
No tienes que ducharte, ni depilarte, ni ser educada.
No le debes nada a nadie y nadie a ti.
Puedes hacerlo, un día, dos, una semana. No te preocupes, no eres imprescindible, todos estarán bien.
¿Tú también quieres estar bien de verdad?
Pues permítetelo. Pégate unas vacaciones en el inframundo con Perséfone y Hades, su marido, es un poco rudo pero es muy cachondo, te ríes mucho con él.
Abrázala, acepta que es parte tuya también. La frágil, la niña desvalida. Hazle saber que no la rechazas, que es tan importante para ti como tus otras partes. Que no tiene nada que temer, que no te vas a volver a enfadar ni renegar de ella. Dile que ya no está sóla, que te tiene a ti.
Y luego vuelve. Renacida de tu propio fuego. Quédate contigo. Nadie como tú para comprenderte, abrazarte, mimarte.
Eres la niña de tus ojos, la princesa de tu casa, la reina de tu hogar, la diosa de tu vida.
Limpia tu madriguera, llénala de olores ricos, aceite esencial de lavanda, por ejemplo, te relajará y te sentirás protegida.
Inúndala de flores, blancas como tu pureza, rojas como tu fuego, naranjas como tu independencia, rosas como tu lado juguetón, amarillas como tu luz.
Ahora desnúdate, date una ducha, imagina que el agua que te moja te limpia, siente que todo lo que no es tuyo y que todo lo que te sobra, te resbala por tu cuerpo hasta irse por el desagüe.
Sécate suavemente y dedícale unos minutos a tus pies. Son los que te sostienen, los que hacen que te muevas, que bailes, que te enraíces.
Masajéalos con algún aceite o crema, quítate los cayos, no los necesitas. Los cayos son piel muerta, y tu estás empezando a celebrar la vida.
Ahora túmbate en la cama, sin ropa, acaricia tu piel con aceite de almendras mezclado con unas gotitas de ylang-ylang, es un afrodisiaco natural con un rico aroma.
Siente tu piel suave, huélete, enamórate de cada centímetro de tu cuerpo que vas descubriendo con tus manos llenas de aceite.
Entonces tócate, siente tu sexo. Explora su textura, dónde sientes más placer, su profundidad.
Tócate, siente tu humedad, pruébala, es tuya, te pertenece y la puedes compartir con quien quieras. Que no te de asco, nada en ti es sucio o es pecado.
Tócate, no cierres los ojos para pensar en nadie. Mantenlos bien abiertos, mírate.
Mira tu cuerpo serpenteante, tus muslos carnosos que se abren o se cierran según lo sientas.
Mira como muerden los dedos de tus pies las sábanas, como se hunde tu abdomen y sube tu pecho en oleadas de placer.
Siente tu sudor que brota despacio, siente la humedad de tu vagina empapada de ganas, siente como late, como atrapa tus dedos.
No te asustes por los latidos de tu corazón que va a mil, es por pura exitación, por pura felicidad.
Escúchate, escucha tus gemidos, escucha tu respiración suave y profunda, entrecortada por momentos.
Tócate, y cuando estés a punto de correrte, no lo hagas todavía, páralo un segundo, siente como llega poco a poco hasta que no puedas más y explotes en puro éxtasis, en puro Amor.
Intenta hacer esto todas las veces que puedas y te aseguro que siempre te elegirás a ti. Así te amarás, completa, por eso cuando decidas estar con alguien, será alguien que esté tan completo como tú, alguien que haya abrazado todas sus partes, alguien que se haya masturbado sin pensar en nadie o sin ver youporn.
Alguien que mira su cuerpo como tú el tuyo.
Serán dos cuerpos que saben mirarse porque ya se han tocado solos sin esperar nada a cambio, sin pedir favores, sin mendigar Amor.
Dos cuerpos que se ven y se dan, porque sí, porque les da la gana, sin razones.
Porque "...obras son amores y no buenas razones"