sábado, 20 de junio de 2015

Todas

Ahora que sé que puedo ser quien me de la gana, ya no me preocupa saber quién soy. Soy las de antes, las de ahora y las después. Soy todas, soy muchas, y ellas son Yo.

Las que me incomodan, las que me enervan, las que me critican, las que me aman, las que me admiran, las que me buscan, las que me quieren lejos... Todas son espejos de mí, por eso también son Yo.

Ya no me angustia contradecirme, es imposible, porque todas las que soy tienen la razón en algún momento.

Así que no tienes porque temer, siempre habrá alguna que te elija, puede que incluso dos, o tres. 

¿No es esa una de las fantasías de algunos hombres, hacerlo con más de una a la vez? 

Aunque si lo que te asusta es la falta de coherencia no deberías elegirme, ya te he dicho que hice las paces con mi contradicción.

Puedes dudar, todos lo hacemos, eso es bueno, síntoma de querer hacerlo bien. Pero, ¿qué está bien y qué mal, qué parte de ti lo decide?

Si dudas entre otras y yo, hazme un favor, no me elijas a mí.

Ya no me interesa la energía que se mueve en los retos, ya sé cuando es y cuando no, y juego si quiero, pero contigo no, porque eres más que una partida de damas para mí.

Puedes mentirme si quieres, no me da miedo, lo sabré, y me escucharé para tomar una decisión en la que nadie salga herido.

El que es mentido lo sabe siempre, sólo que le interesa guardase la mentira como un as bajo la manga, para utilizarla luego como venganza vistiéndola de ofensa. No es más que un arma de chantaje emocional.

Desde muy niña aprendí las artimañas de los chantajistas emocionales, por suerte, me ha servido mucho en mi vida, los veo venir a leguas de distancia.

La suerte,  otra incomprendida en esta sociedad. Siempre está de nuestra parte cuando somos responsables en la búsqueda de nuestro sueño. Pero para algunos es más atractiva su falta, para ir empuñando el estandarte del victimismo y aprovecharse de la ceguera de algunos que a su vez se quejarán más tarde de haber sido utilizados.

Y suma y sigue, víctimas, verdugos, chantajistas, quejas....

Y luego la incoherente soy yo, la que se contradice.

Pero como ya dije antes, los veo venir.

Amo mi caos, gracias a él puedo ser Todas las que me da la gana y ver las que dejo de ser para recordarme en otras.

Si no fuera por el caos no existiríamos libres, estaríamos sometidas a lo que otros suponen que debemos ser, al orden establecido por los que domestican.

Dóciles damiselas sumisas que respetan las normas o controvertidas radicales que por romper dogmas se parten en trozos a ellas mismas.

Ni putas, ni princesas, aunque si quieres, también puedes ser una de ellas. 

Como dije, yo soy Todas y Todas son yo.




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