jueves, 16 de julio de 2015

Podría

Podría reírme en tu cara ante cualquier promesa que mi hicieras, sé que lo que se desea se hace, no se promete.

No dudaría en serte infiel si fuese necesario para mantenerme fiel a mí misma y mis deseos.

Prefiero mariquitas en mi espalda a mariposas en el estómago. Las primeras dan suerte, las segundas cólicos. 

No quiero que me regales rosas, quiero gerveras. No me creo el cuento de las espinas. ¿Todavía hay gente que cree que hay que soportar sus pinchazos de vez en cuando para disfrutar su belleza, hay gente que cree que compensa?

Prefiero que me claves otra cosa más dura y suave, algo que no pida perdón por darme placer.

No me da miedo escucharte con la boca abierta, porque no confundo el amor con el sexo, porque son la misma cosa cuando coinciden. Como el agua y la sal, dejan de ser separados para ser mar juntos.

Por eso sé cuando quiero decir "te quiero" y cuando "estámpame contra la pared", y lo digo, y lo hago, con permiso y sin culpa.

No me interesan tus penas cuando las utilizas para esconder excusas. 

No me pintes pajaritos en el aire si no vas a dejar que me folle a los fantasmas de tu mente, no me interesan, ya tengo mis propias alas.

No quiero un príncipe azul que destiña, quiero un mago de colorines que no se apegue a ninguno que intente definirlo.

En mi cuento los malos son los buenos y los buenos son los malos.

Las princesas no comen manzanas envenenadas, las vomitan y crean el antídoto que las salva.

Las brujas no hacen hechizos, te dan una bofetada de realidad para que seas tú la que decidas y aprendas por ti misma.

Las damas no duermen hasta que un muchachito venga a lomos de un caballo a despertarlas, toman las riendas de su cuerpo y cabalgan extasiadas hasta alcanzar todos los orgasmos que quieran.

Las madrastras no amenazan con suicidarse, se matan de verdad y renacen más ligeras, sin drama.

Los lobos son maestros que te follan con la regla y te dicen lo afortunada que eres por destilar cada mes vida. Hombres sabios que no necesitan disfrazarse de corderos para mostrar su debilidad.

Los villanos son temerarios que te muestran cruelmente lo tonta que has sido por pasar por encima de ti para complacerlos.

Podría seguir creyendo los cuentos que me contaron, pero me aburre enormemente la mentira que inventaron para mí. 

Por eso ahora digo mentiras como puños y verdades como flores, porque los puños no me gustan y a las flores tampoco.



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