viernes, 10 de julio de 2015

Mujer de sal

¿Te ha pasado alguna vez que te das cuenta de algo que siempre ha estado ahí y nunca antes te habías  fijado? ¿Algo que has hecho antes pero que nunca lo sentiste realmente?

Algo que existe aunque no lo veas, ¿existe entonces?

Anoche me ocurrió algo así. Me acosté ensalitrada, como muchas veces antes, pero me sentí distinta.

Sentía la sal abrazarme, penetrarme, y recordé las veces que he besado a alguien y ha dejado el sabor salado de su sudor en mis labios.

Recordé la sal que brota sabrosa de nuestros fluidos... Sudor, flujo, semen... Fluidos sin los cuales no seguiría la vida viviéndose.

La sal y su dualidad, como todo. Puede bendecirte con su sabor y preservar alimentos para que duren más tiempo y den alimento, o puede maldecirte haciendo inhabitable el medio que inunde.

Anoche, en mi caso, me bendecía. Me trajo el mar, el mar del que todos venimos, y recordé un sueño que tuve hace algunos años.

Estaba escalando una montaña con más gente a lo que no recuerdo. Era cubierta de hierva verde y fresca, regada por florecillas y kril, esos organismos diminutos que nutren otros organismos en los océanos, imprescindibles en el ciclo de la vida. Me pregunté:
-¿Qué hacen estos animalillos tan lejos de casa?

Entonces varias olas de mar empezaron a cubrirnos. Me agobiaba, estaba bajo el agua y no podía respirar. Escuché una voz que me decía:
-"Tranquila, sabes respirar en el agua, recuerda"

Y recordé cuando era una bacteria que se movía en el mar al comienzo de la vida de este planeta. Recordé cuando estaba en el vientre de mi madre y nadaba en él.

Y empecé a respirar dentro del agua sin ahogarme. Me alegré mucho, pero seguía impaciente y deseando que aquella ola pasase.

Entonces pasó y llegamos a la cumbre. 

Había una llanura pequeña, verde y con manchas blancas de nieve, pisada por algunas Cabañas de madera.

Fue un mensaje precioso.

"No importa lo que pase, sabes como volver a casa y lo harás siempre que lo desees"

Sal, vida, mar, respirar...

Y anoche bendije la sal, el mar y abracé la vida respirando, sintiendo la fortuna de la que se siente abrazada por el Todo donde descansa la Nada.


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