¿Qué es mentira y qué verdad?
Conozco a muchos y muchas que haciendo tiempo para encontrar el Amor, deshacen miles de amores reales.
Dicen que debes hacerte la dura, que no debes darlo todo, que hay que desarrollar distintos tipos de estrategias para que se enamoren de ti, más aún, para que se queden a tu lado.
¿En serio??? Vaya estrés, vaya mierda, vaya cacao mental...
-¡No, no le digas eso! Pensará que le gustas.
-Jajajaja... De eso se trata.
-Ya, pero así se crece.
-Jajajajaja... De eso trata, de que se crezca y con él su cuerpo.
-Jajajaja... Ya, pero entonces te tendrá en sus redes y jugará contigo...
A ver, a ver, a ver, ¡stop!
1) Quizás yo también quiera jugar.
2) Quizás yo tenga unas tijeras para cortar las redes que pretendan atraparme.
3) Quizás me gusten las redes.
Odio las estrategias, manipulan, y a estas alturas no quiero a nadie adulterado a mi lado y menos si he sido yo la que lo ha transformado.
Vaya pusilánime si así fuera.
Quiero a alguien auténtico, que no tema decirme lo que piensa, que su amor y respeto por sí mismo sea más grande que el miedo a perderme.
Ya no me apetece discutir sobre el amor, sobre lo que es y lo que no. Me da igual. ¿Realmente es importante el concepto? No me interesa.
Para mí lo interesante es lo que siento. Sea amor, deseo, interés, narcisismo, hedonismo...
Me la pelan los conceptos, no me alimentan.
Lo que me importan son los cuerpos, las miradas, las sonrisas, las caricias que los utilizan para enseñarme sus almas sin maquillaje.
No me importa que me mientan, que me utilicen, porque yo también lo hago, consciente o inconscientemente, y odio que me juzguen por ello.
No aguanto sermones de nadie que siga pecando a través de mis faltas. Las desean, desean que me "equivoque" para decirme, "lo ves, te lo dije, quédate conmigo que yo te protegeré mientras me la sigas chupando"
Qué cansino de verdad...
Que lance la primera piedra quien esté libre de pecado. Yo ya me aburrí de ser inocente y demostrarlo, en primer lugar porque no creo en el pecado.
Ahora lanzo semillas cada vez más auténticas para mí, porque deseo un cazador-recolector auténtico para con él.
Un animal sensible con instintos dulces, desdomesticado por cuenta propia.
Un cazador-recolector que no me las lance, sino que las introduzca dentro de mí con deseo y confianza.
Y yo le dejaré, porque es lo que ocurre cuando alguien aprende de las piedras lanzadas y las transforma en semillas plantadas.

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