Dicen todo esto de mí, y quizás tengan razón.
En realidad me gusta y no me importa.
Sé del secreto de la vida, el que afirma que todo es posible y que nada permanece.
Me encanta sentarme a tomar un café en alguna terraza de mi pueblo, mientras escribo y sonrío a la gente que me ve.
Nos saludamos, hablamos, y si tienen tiempo se toman algo conmigo, compartiendo vida y sabiduría.
Tengo explosiones de amor muy a menudo. De repente siento un bienestar y alegría inmediatos que me inundan y me hacen vibrar con todo, con tod@s. Por eso no me canso de dar abrazos. ¡Qué sensación más rica esa de fundirse con otra luz de igual intensidad a la tuya!
Soy super mega cíclica, multipolar, pero eso lo explicaré en otro cuento, no quiero extenderme mucho.
Tengo el lacrimal estreñido, y muchas veces necesito un enema musical para poder llorar. Tengo una amiga que me dice que quiero ser tan buena, que incluso lloro riendo, para no preocupar a los que están a mi lado.
A lo mejor es eso, que tengo el lacrimal invertido, porque muchas veces río llorando y otras lloro riendo.
No me gusta el alcohol, pero fumo y tomo coca-cola. No me gustan los tollos y los callos, y me pongo ciega de shusi y makis.
No uso sujetador, me oprime, y sin embargo uso bragas. Porque me gusta olerlas cuando me las quito antes de ducharme. Huelen dulce, a sexo, a ganas, a vida, a amor, a mí, a ti.
Me encanta tener la regla, sentir como se purga mi cuerpo físico y emocional. Y cada mes, meto mis dedos limpios y santos de cuatro a seis veces al día durante tres días en mi coño ensangrentado, para poner y quitar mi copa vaginal.
Con mis hijas también soy rara. Las paro en el hospital sin epidural, o en casa a pelo contra pelo. Tomo líquido amniótico y como placenta, y la que me sobra la planto junto a ellas bajo un mandarino.
Recién paridas las pongo sobre mi pecho, corazón con corazón. Las huelo, las lamo, las acaricio, las abrazo y las pongo en la teta, durante casi tres años.
Nunca les pego, y cuando me sacan de quicio me muerdo la lengua hasta hacerme sangre, antes de hacer sangrar su hermosa alma con cualquier patujada de madre malcriada.
Dormimos las tres juntas, en dos camas unidas.
Les enseño su sagrado sexo en un espejo y les hablo de él. También les hablo del hechizo que hicieron a las mujeres hace miles de años. Cuando nos dijeron que era algo sucio y feo, que no podía ser tocado ni mostrado. Les explico que lo hicieron por miedo, porque es realmente poderoso, puede decidir dar a la luz vida o no.
También les hablo de otro poder,el de las palabras, a ellas mismas y a los demás. Porque la palabra es el arma más poderosa y sutil del ser humano, puede ser utilizada con amor o con ira, cambiando así la vida de una persona en cuestión de segundos.
No las bautizo, pero sí les hablo de esa fuerza que lo mueve todo, la que para mí a veces se llama Dios, otras Diosa, otras Vida, otras Energía, y siempre Amor.
Con los hombres también soy rarita. Respeto y confío en el que comparte mi vida y mis sueños. No tengo estrategias, y el orgullo me lo trago y lo mastico hasta cagarlo, quedándome más ancha que pancha.
Soy una kamikaze, me entrego sin importarme chocarme contra un cuerpo disfrazado. Ya lo he hecho antes y no me asusta, porque sé que no me muero. Nunca llego a estamparme fuertemente, tengo un paracaídas mágico de colores para aterrizar suavemente.
Si se pasan de listillos les quito tres puntos, si se esconden bajo la piel de un cordero, cuatro, si pretenden metérmela doblada, cinco y si intentan manipularme o chantajearme emocionalmente, directamente borrón y poya nueva.
No soy celosa, porque no me comparo. Sé que no soy ni mejor ni peor, sólo rara, diferente, radical, bella.
Oh yeah! Me encanta!
ResponderEliminarYeahhhh!!!!!!!!!!!!!! Y tú a mí!!!!!!!!!
ResponderEliminar