No, el título de esta historia no tiene nada que ver con Shakira.
Se trata de la parte de nosotros que se enfada, que reclama, que grita, que exige.
Estamos tan bien educados, que nos pasamos la vida castrándola, sobre todo las mujeres, no nos vayan a tildar de histéricas.
Haciéndonos chiquititas y ahogando nuestra voz. Regalando al mundo la que quiere oir, la suave, la dócil, la sumisa...
Disociándonos a cada rato, separando y controlando mente-alma-corazón-cuerpo.
Improvisando el papel de nuestra vida según los sentimientos, actuaciones y pensamientos de los otros.
Obteniendo el "Óscar" al mejor papel secundario, dejando el de actriz protagonista para las que son dueñas de sus vidas. Y encima las criticamos por prepotentes, locas y provocadoras.
Me da igual el Óscar, el Pedro o el Paco.
Soy la protagonista de mi vida, la directora y productora de mi propia película. Yo elijo el reparto, y respeto el texto libre de los que en ella están.
Invoco a una de mis heroínas, la rabiosa.
La que utiliza la rabia a su favor, para darse impulso, para conseguir lo que desea y poner límites.
La loca, la histérica, la arpía, la radical, la ordinaria...
La que ríe a carcajadas de manera diabólica, la que perrea delante de todos y todas, la que dice palabrotas con la boca llena.
La que grita, la que da golpes en la mesa, la que se muere y renace pariéndose a cada momento con un alarido desgarrador de poder.
¡Yeahh!!! ¡Ya se está manifestando!!!
No se asusten si dentro de poco oyen un grito que mezcla dolor, placer, poder y alivio.
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