sábado, 1 de noviembre de 2014

No me asustas

No te tengo miedo.

Estoy tan cansada que ni ganas de asustarme tengo.

Estoy agotada. Soltar, agarrar, desapegar, despegar, desear, desesperar, preguntar...

¿Por qué la libertad incomoda tanto? 

¡Vaya mierda esto de tomar decisiones!

SÍ, ya sé que haciéndolo te sientes genial, poderosa, dueña y señora de tu vida.

Pero... ¡Podría ser más fácil, joder!

Entiendo perfectamente a los pusilánimes. 
Esos que se dejan arrastrar por las circunstancias sin plantearse consecuencias o cambio de planes.

Porque ser el capitán de tu vida exige tener valentía, compromiso, constancia y responsabilidad. 

Exige dignidad, ¡cómo me jode esta palabra!
No puedes follar cuando quieres, no puedes comerte una hamburguesa, no puedes pillarte un avión y marcharte pal coño...

Pero es así...

Podría cometer los mismos errores, sé que tropezaría con la misma piedra, pero es mi piedra al fin y al cabo.

Ya he tropezado antes, y sé que me caería, pero no me moriría.
Seguiría aprendiendo, pero estoy cansada de aprender a través del dolor, como diría mi buena amiga Eneida.

Por lo menos he dejado de engañarme a mí misma. 

Ya no digo: "Es que no puedo evitarlo".
Ésta  es la mentira piadosa más común para con nosotros mismos. 

¡Alfavó! Claro que podemos evitarlo, pero no nos interesa, porque a veces duele.

Tu corazón, alma y cuerpo, se están adaptando a algo desconocido, el poder de la toma de decisiones por ti misma y la aceptación de la responsabilidad que ello implica. 

Con lo fácil que es echarle la culpa a los demás.

¡Bienvenida al mundo de las reinas!
Donde el miedo es sólo una excusa más, y por tanto, como todas las excusas, no existe.

Y lo sabes....

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