Siempre he elegido la lucha, el reto.
Ser la otra, la que no comienza pero termina la historia.
Aprendí a no pedir nada y así lo recibí todo.
Aún así no me sentía completa, no me sentía satisfecha.
Había algo dentro de mí que no podía comprender. No entendía porqué me sometía a ese desgaste.
Comencé a ver la piedra, mi piedra, y me di cuenta de la razón que me hacía repetir siempre el mismo patrón.
Alguien me hizo un hechizo de niña, "eres una falsa, tú no me quieres como yo a ti"
Y me lo creí, creí que mis sentimientos siempre iban a ser menos que los que recibiera.
Creí que no era merecedora de un amor "verdadero", ya que no era capaz de darlo. Por eso tenía que luchar para conseguirlo. Demostrar a toda costa que yo era la que más amaba y por tanto debía ser la elegida.
No era capaz de enfrentarme a mis miedos, porque no los conocía, y no los reconocía porque no eran míos. Eran de la persona que me hechizó.
Todo cambió en el momento en el que me reconocí como mi propia enemiga.
Cuando me elegí a mí, dejé de tener contrincantes.
Ahora me veo.
Ahora me desconozco y me aprendo.
Ahora me enamoro de mí.
Ahora amo mi sexo, me reconcilié con su olor, con su tacto, con su sabor, con sus escondites llenos de sensaciones sublimes.
Ahora cuido mi templo, lo lleno de rosas y ofrendas llenas de respeto y pasión.Ya no libro batallas absurdas en él con hombres que me quieren pero me mal-crían.
Ahora honro mi femenimo, lo femenimo de los hombres que me aman y lo femenimo de las mujeres que me respetan.
No necesito demostrar nada a nadie.
Me puedo mirar en el espejo.
Te puedo mirar a los ojos.
que lindo Arrrrrrrrrtisssta
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