martes, 28 de octubre de 2014

Homo orgánico versus Homo unelco

¡Uyuyuy!!! Se acerca el día. Ya siento este calorcito en el estómago, típico de los encuentros de almas que ya han hecho un pacto para encontrarse de nuevo.

Pero esta vez lo haremos "bien". No empezaremos por el final, principio de las citas actuales.

En nuestra primera cita "sólo" hablaremos. Comeremos algo delicioso, preludio del bocado más apetitoso que se hace de rogar. Sonreiremos mientras nos escuchamos, incluso puede que nos sonrojemos imaginando ser la cuchara introduciéndose en la boca del otro.

Luego me gustaría ir a bailar. Quiero adivinar tu cuerpo con mis movimientos. Sentir como va creciendo tu deseo contra mi pubis. Quiero oler tu cuello, para descifrar tu esencia mientras te recuerde en mi cama.

Nuestros labios se rozarán a través de nuestros alientos, dándonos besos secos que humedecerán aún más nuestras ganas. ¡Me encantan estas paradojas vitales!

Guardaremos la carne explícita para nuestra segunda cita. Puede que entonces me atreva a bailar conmigo para ti. Mientras te quedas sentado, sólo viéndome. Puede incluso que me masturbe mientras me miras bailar, aunque creo que eso no será posible hasta la quinta o séptima cita, cuando me sienta más cómoda con tu deseo.

¡Dios mío! Pero, ¡¿qué estoy diciendo?! Todavía no nos hemos visto y ya voy por la séptima cita.
Qué manía de adelantarnos a la jugada, en lugar de disfrutar del entrenamiento.

¡Buff...paso bicho! Vaya rollo sin habernos enrollado todavía, porque el acoplamiento era en la segunda cita... ¿O era en la séptima?

Bueno, lo que quiero decir es que ya nos veremos. Al doblar una esquina, o tras margullar en una ola, o al aterrizar tras un vuelo interestelar, o tras realizarle la cura a tu colega...

Lo que tengo claro es que siempre estaré en movimiento. No me quedaré de piernas cruzadas esperando. Nunca me funcionó. Porque cada vez que tocabas el timbre de mi puerta, éste no sonaba. Lo estaba arreglando el de Unelco. El que sugería darme la energía que necesitaba y luego me la metía doblada al hacerme pagar una factura totalmente desorbitada, casi tanto como el tamaño de su poya.

Así que ahora soy autosuficiente, produzco mi propia luz. Así no te perderás cuando me busques, así oiré el timbre cuando me toques. Sin promesas, sólo cuerpos, materia orgánica.

En fin, nos vemos pronto. Pero que te quede claro que no te la voy a comer en la primera cita. O sí... No sé... Ya vemos y tal....


No hay comentarios:

Publicar un comentario