Ya no hago lo que se espera de mí.
Nunca lo hice, pero aún así me quedaba al lado de quienes me lo exigían, aguantando sus críticas y falta de respeto.
Pensaba que dependía de ell@s, por eso pasaba por alto mi falta de coherencia, autoengañándome, diciéndome que lo hacía porque no me quedaba otro remedio.
Y siempre hay más remedios, sólo que no conocía la receta, no me interesaba re-conocerla.
Ahora ya la sé, por eso cocino lo que me da la gana si me da la gana. No me la creo del todo, siempre añado o quito ingredientes, según mi estado de ánimo o jartera.
Se me llenó el buche de conceptos hipócritas respaldados por la sociedad.
"Se el cambio que quieres ver en el mundo" Así es, cambio lo que no me agrada, lo que me quita energía. En mí, no en el otro.
Así soy libre, a veces no soy auténtica, pero sólo yo lo sé. No tengo el peso de la perfección sobre mi espalda. Me niego a cargar mochilas ajenas.
No creo en " hago las cosas que debería haber hecho". Las cosas que hice siempre fueron las correctas, ahora lo sé.
Me quedo conmigo y con mis decisiones.
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