Quiero que me tragues y me escupas en tu corazón, que me mastiques y hagas una pompa enorme con mi lengua.
Quiero comerme comiéndote y que me crezcas en la boca, en las dos, que te hagas tan grande dentro de mí, que no te quede otro remedio que confundirte conmigo y entender mi hambre de ti, de todo y de todos.
No sé si me sobran los otros, pero sé que me faltas tú.
No quiero saber lo que piensas, con que dibujes tus deseos en mi piel me basta.
Sabes pintarla muy bien, no te quejas por los pliegues que encuentras en ella, sabes que son precisos en las sombras que te dan cobijo.
Quiero que me adivines, pensar en ti, que suene el teléfono y descubrir tu nombre en su pantalla. Hablar al mismo tiempo que tú y decir lo mismo, riéndonos luego con cara de asombro.
Quiero que hables el idioma de mi cuerpo, que sepas donde están colocadas la "P" de pasión, la "D" de deseo, la "C" de confianza y la "L" de locura en mi teclado.
Y sin embargo, nada de esto te voy a pedir, porque es todo lo que te pienso dar.

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