domingo, 27 de diciembre de 2015

Vas a tener que dolerme...

Esta es nuestra forma de amar, líquida.

Encarnada me deshago en agua pensándote con mi mano, para luego evaporarme orgasmo tras orgasmo persiguiéndote con mi esencia.

Me convierto en la soñada, en esa que soy sin saberlo.

Quiero que me inundes, que me ahogues. Rompí todos los salvavidas, esos que no me dejan ser la que ya soy. 

Los rompí todos con metal. Me niego a ser salvada por el plástico y no por la carne.

Elijo tu lanza. Vas a tener que dolerme, hacerlo duro, romperme y dejar salir la que soy.

Quiero que me quemes, que me derritas, nacer nueva de las cenizas.

Voy a tener que morderte, voy a tener que gritarte para parirme de nuevo mientras araño tu espalda.

No me quieras mal, ámame, no me salves de la tentación, deja morir la que se niega a saltar, esa que cree que lo sabe todo, esa que controla muriendo viva. 

Ya no me sirve, me limita, y se limita a abrir las piernas, sin pasión, con preguntas vacías de respuestas, respuestas dadas que se quedan en la primera pregunta sin seguir investigando, conociendo, creciendo...

Fúndete conmigo, sé que no temes. Muere al que te estanca en aguas que no son tuyas, al que se deja manipular, al que se asusta de la bruja, de la hoguera entre sus piernas.

Ese no eres tú.

Vamos a tener que dejar correr nuestros cuerpos mil veces para que suden lo de los otros, para que se cubran con un nuevo perfume, el tuyo y el mío resurgidos.

Juntos, sin pertenecernos y aún así eligiéndonos.







sábado, 12 de diciembre de 2015

Este fin de año no me atraganto, sólo deseo una uva

Este año no me atragantaré con las uvas, sólo necesito una, me sobran 11 deseos.

No te voy a decir cuál es porque no me has preguntado, porque sabes que lo importante no es la pregunta, ni siquiera la respuesta, ni siquiera algo es importante, porque todo cuenta, sin importar los números.

Cuéntame algo diferente, algo que se da si lo deseas, si no, no.

Todos se enfadan porque enfadarse es seguir contando. Ellos no quieren sumar, sólo contar, aunque sea hacia atrás, restar. 

Gracias por provocarme, por meterme el dedo en la boca y no en el coño.

Gracias por no follarme sin antes vomitar este sapo azul que habla por mí, por ti.

Gracias por separar al sapo de mí, por quererme tanto que ni siquiera te importe que lo tenga en la boca y que quiera hablar cuando lo que queremos tú y yo es besarnos con lengua.

No preguntas por mi deseo porque sabes que mi deseo eres tú, y los deseos que se dicen antes de cumplidos, se cumplen al revés.

No voy a soplar la cerilla, voy a esperar que te quemes para comprobar que eres real y tú no vas a apagar la cerilla antes de quemarte, para comprobar que realmente te quiero cuidar.



viernes, 11 de diciembre de 2015

Siempre tengo hambre

Ya te lo he dicho, siempre tengo hambre, mucha hambre de ti. A cada rato, todo el tiempo, pero tú no te enteras, y me sigues alimentando sólo en sueños, y no te das cuenta que mi hambre es real.

Me ha crecido una serpiente amarilla entre las piernas, está empeñada en que la llame por tu nombre. No quiero, me niego, me enfado con ella por obligarme a decir tu nombre en vano.

Es una pesada, sólo quiere agitarse en mi mano. A veces cedo, cedo por pereza. El hambre me ha dejado sin fuerzas para resistirme.

Es una ilusa, cree que me penetra a mí, pero yo me fui hace mucho. Ya no sé cómo se hace el amor porque me fui de mí, de mi isla.

Crucé un océano y un continente para estar contigo, dejándome atrás.

Y tú no te enteras, te da igual dónde esté si me quedo a tu lado, aunque ya no recuerde mi lugar, mi punto de partida.

No me quiero despertar porque sé que el océano que nos separa inundaría mis ojos, inundaría la casa del sueño donde vivimos tú y yo, la que quemamos con nuestra voz sin cuerpos.

¿Y si mi cuerpo se despierta antes que yo? ¿Y si de tanta hambre come cualquier cosa sin esperar por mí, por ti?

Sigo soñando, pero tú me estás despertando. Parece que mi sueño ya no es el tuyo, porque lo empezaste con otra que no era yo, era la que tú imaginaste que lograrías convencer para que fuera esa que deseas sólo para ti.

Lo que ocurre es que ya no soy de nadie, ni siquiera de mis hijas, ni siquiera de mis padres, ni siquiera de mí.

Aunque no comparta mi sexo con otros, no soy tuya. Pudiendo estar con todos, elijo estar contigo.

Y tú no te enteras.

¿Cómo puedes ser tan inconsciente, tan egoísta?

Yo te quiero.
Y tú no te enteras.

Tengo hambre, mucha hambre. 
Y tú no te enteras.





martes, 8 de diciembre de 2015

Víctima de mis palabras

Al ser una persona tan entusiasta y con tantas explosiones de amor y felicidad, no puedo controlarme y evitar compartir mis aciertos y desaciertos con mucha gente.

Tristemente, o no, sigo creyendo firmemente en "todo tiene un para qué" Me he dado cuenta, hace tiempo en realidad, solo que no lo quería aceptar, que hay gente que no sabe entender los sentimientos que intento expresar y la importancia que tienen para mí.

Fruto de este desconocimiento, porque me niego a creer que sea por maldad, utilizan esa información, que libremente he compartido, soy consciente, para justificar sus comportamientos poco delicados e incisivos conmigo.

Y cuando me ofendo y lo digo de la mejor manera posible, tienen la excusa perfecta, "relájate, él que se pica ajos come"

Pues no, no he comido ajos, he comido una gran bola de dulce confianza en esa persona que sin ningún tipo de reparo y probablemente de manera inconsciente, ahora utiliza para justificar su falta de delicadeza.

Qué difícil cuando intentas hablar con alguien que te importa y no consigues llegar a ella. 

Me apena y me pone la pila para mejorar en mis relaciones y ser más cuidadosa conmigo y mis necesidades. 

Es sólo que me cuesta aceptar que haya gente que no entienda la sencillez y sensibilidad de la vida.

Para mí se trata de "vive tu vida, y si alguien te entrega su confianza, valóralo, siéntete afortunado por ello y cuida esa relación, no critiques y entiende que cada uno lo hace lo mejor que puede. Acepta que haya distintas maneras de afrontar una situación y respétalo"

No se encuentra todos los días personas sin malicia que celebran la vida y la quieren compartir contigo.



jueves, 3 de diciembre de 2015

En ocasiones veo gente bonita

Me encuentro gente bonita a cada rato.

En casa, en el espejo, en mi cama, en el trabajo, por la calle...

El frutero me hace reír con chistes siempre que compro plátanos, Cris me sirve el cortado en La Pantana cantando, mis amigos me llaman para vernos y tomar algo, mis amigas me buscan para reír o llorar, mi mamá me mima y mi papá se alegra siempre que me ve.

Qué rico llegar al curro y ver a un compañero que me dice..."Qué bueno que estés hoy, justo cuando necesito un abrazo" O que un paciente me sonría diciendo... "Si me pinchas igual que me hablas, todo está bien"

Qué maravilla tomar un café deprisa con un colega y me susurre... "Espera, déjame quedarme sólo cinco minutos  más en tus ojos"

Qué gusto dormir arropada por los besos y abrazos de mis hijas y me arrullen..."Qué calentito hueles mami, te quiero mucho"

Qué comestible esa amiga que se ríe con mi risa favorita para verme descoñada...

Y entonces camino por la calle y me encuentro una pegatina en el asfalto con un corazón que dice "te quiero", voy por la acera y un señor mayor con bastón se hace a un lado quitándose el sombrero y dándome los buenos días. 

Así crece y crece en mí una bola de afecto, gratitud y amor para esos días en que las sonrisas y la amabilidad escasean, haciéndome recuerdar todo lo bueno y la gente bonita que me rodea.