Hubo un tiempo en el que me enfadaba mucho con toda esa gente que desmontaba mi cuento creído..." No necesitas a alguien para ser feliz, cuando entiendas que la felicidad y el amor que buscas, ya están en ti, aparecerá esa persona que tanto deseas"
"Alfavó!", pensaba.
"Conozco mogollón de gente parasitaria que nunca en su vida han mirado en su interior por el vértigo que les provoca y aún así están con alguien precioso que las adora y protege", replicaba.
Pero ciertamente todo esto me hacía pensar y sentir mucho...
"¿Es eso lo que quiero? ¿Ser un parásito con vértigo??", me preguntaba.
¡Claro que no!
He revisado los contratos hechos conmigo y mis amantes. Veo la trama, la trampa.
Contratos arquetípicos que se repiten desde Hera y Zeus. Contratos de sumisión, de princesas, de superhéroes, de salvadoras, de atormentados... Bla, bla, bla...
Qué aburrido y divertido a la vez...
¿Cómo podemos ser tan contradictorios?
¿Cómo puedo tener tan claro que no es bueno estar contigo y al mismo tiempo desearte tanto que me destrozo los labios mordiéndolos al pensar en nosotros cabalgando por la casa?
¿Cómo puedo querer pegarte y al mismo tiempo acariciarte para derretir esa capa de hielo que te has creído?
Eres un pesado, y yo lo soy más, porque sigo pensando en ti...
Aún así no pienso llamarte, porque ahora recordé que no te necesito, porque no necesito a nadie que me salve, ni siquiera necesito salvar a nadie.
Por fin decidí quitarme la máscara de víctima-salvadora.
Se lo he dicho a las mujeres de mi árbol, y han respirado tranquilas. Por fin una descendiente ha elegido "ser".
Ya no me asusta el veneno que genero, porque al mismo tiempo he aprendido a crear el antídoto.
Me reconcilié con la serpiente de Adán y Eva, ahora la reconozco y venero en mí.
No la juzgo, y Adán tampoco, y a Eva tampoco. Son en nosotros...
¡Gracias!, no lo habría conseguido sin ti y todos los que te precedieron.
Ahora estoy preparada...

No hay comentarios:
Publicar un comentario