Érase una vez Caperucita Roja hablando con su abuelita:
-Abuelita, abuelita, háblame de los hombres.
-¡Buff! Cuídate de los hombres Caperucita. No son de fiar.
De primeras no creas en la palabra de un hombre, es egoísta y sólo mira por su interés. No le muestres tus flaquezas, para que no se aproveche de ti, pero tampoco tu fortaleza, para que no se sienta intimidado. Y sobre todo, nunca le des a entender que le deseas. Nunca des el primer paso, aunque te estés muriendo de ganas por verle.
¡Qué jodía la abuelita! Metiendo a saco la desconfianza y el miedo en el corazón de Caperucita, deseoso de experimentar y sentir amor. Así van las relaciones entre hombres y mujeres, cada vez más perdidos en el laberinto de las presunciones y preconcepciones, sin permitirse vivir la experiencia en sí.
Pero todo esto viene de muy atrás. Vamos si no a tomarnos un cafecito al inframundo con Perséfone y Hades.
Para ponerles en antecedentes, les hablaré primero un poco de ellos y su historia de amor.
Perséfone, según la mitología griega, era hija de Deméter, diosa de la agricultura, y Zeus, dios y padre de hombres y dioses. Fue raptada y sometida por su tío Hades, dios del inframundo, hermano de sus padres.
Entonces, Deméter cayó en una profunda depresión, negándose a seguir cuidando de la tierra fértil, convirtiendo ésta en estéril, y sometiendo a la humanidad a una insoportable hambruna.
Zeus no lo soportaba más, así que envió a Hermes, dios alado y mensajero entre los mundos, a rescatar a Perséfone.
Perséfone no podía tomar bocado de ningún alimento que proviniese del inframundo, o debería permanecer en él.
Hades no quería perder a su sumisa y hermosa esposa, por lo que le dio a probar una granada. Perséfone, aún sabiendo que eso sería su condena, comió unas cuantas pepitas.
Zeus arregló el conflicto con un pacto. Perséfone pasaría seis meses con su madre en la tierra y seis meses con su marido en el inframundo.
Sí... Ya sé que este mito tiene miles y miles de años. Pero...¿Soy yo, o esta película se repite día sí día no a nuestro alrededor?
Una madre que entra en depresión cuando su hija se independiza, al lado o no de un hombre, da igual si bueno o malo. Lo relevante para ella, es que ya no va a ser indispensable, y que tendrá que aprender a vivir con su amor compartido.
Una mujer que aunque viva un infierno en su relación, cae ante la tentación y las promesas dulces de su pareja, que aprovecha el momento de la rebelión para mostrar la mejor versión de sí mismo.
Un juez todopoderoso que ejecuta sentencias sin prácticamente tener en cuenta las múltiples y diversas situaciones y características de los implicados.
Un héroe que es enviado por los padres de la novia para ser rescatada, porque no confían en su propia hija, y en que ésta será capaz por sí misma de tomar sus decisiones.
Bueno, vamos pues a hablar con los protagonistas. Y vamos a intentar escucharles con atención y sin interrumpir con prejuicios. Así evitaremos cometer el mismo error que la abuelita de los huevos.
-¡Joder, vaya plan! ¿No, Perséfone? Medio año con tu madre dependiente, y medio año con tu marido infernal. Seguro que tú eres la creadora de frases tan míticas como... "¡Ay mi niña, esto no es más que un valle de lágrimas, aquí hemos venido na más que a sufrir!
-¡Jajajajajaja! Pues sí Lola, tienes razón.
-¿Podrías explicarme como sobrevive tu historia de amor con Hades siglo tras siglo?
-¡Buena pregunta! Supongo que porque es lo que conozco, porque me siento segura, porque a pesar de todo le amo, porque me he acomodado, y porque tiene una verga que me sube al séptimo cielo cada vez que me la mete. Aunque ese cielo se transforme, en sólo unos segundos, en la azotea, y su verga en la liña donde tiendo sus calzoncillos.
-¡Jajajajajajaja! Me meo contigo Perséfone.
-Lola, todo no es siempre blanco o negro. Sé que un mundo maravilloso se abriría ante mí si decidiese salir de éste que parece oscuro y tenebroso. De hecho, lo compruebo cada seis meses cuando subo a la Tierra y ésta estalla en vida y colores, celebrando mi llegada, que no casualmente coincide con la primavera.
Lo que ocurre, es que mis células ya están acostumbradas al drama, y dejar de vivirlo, sería muy doloroso para ellas. Sería exponerlas a la incertidumbre, y yo no soporto causar dolor.
Por eso también me quedo con Hades. Sé que me ama, aunque a veces no lo soporte y me castigue por ello.
Y en el fondo si lo pienso, es puro egoísmo y soberbia por mi parte también. Porque me otorgo el poder de salvarle de sí mismo, infravalorando su capacidad de superación, al pensar que sin mí no será consciente de la belleza que le rodea.
Además, sobre toda esta historia de sometimiento, se basa el sistema patriarcal. Y no es responsabilidad de los dioses destruirlo. Está en manos de mujeres y hombres como tú, que se cuestionan y replantean día a día cuál es su papel principal e individual para entrelazar las tramas de cada uno y conseguir así en equipo el cambio de paradigma.
-¡Wuau! Lo tienes bastante claro, aunque desde fuera pueda parecer lo contrario.Me voy un ratito a hablar con tu marido. Voy a aprovechar ahora que parece que está fresquito.
-¡Hola Hades! Perdona que sea tan directa, pero...¿Eres tan capullo como te pintan? Por no decirte otra cosa y nombrar a las putas en ésta historia, no quiero enredarla más todavía.
-¡Jajajajajajajaja! ¡Te sales por la banda, Lola!
Ese es mi papel, ¿no?, ser un capullo.
-¡Sí claro! Pobrecito, eres una víctima del mundo que tú has ayudado a construir, ¿no es cierto?
-Bueno va, ya veo que no te andas con rodeos.
Lola, amo a mi esposa. Es tan bella, dulce e inteligente, que me da un miedo atroz que se de cuenta y se pregunte qué coño hace con un tío tan rudo, simple y conflictivo. A veces quiero dejar de ser tan "yo", pero entonces pienso que ya no me querrá, porque aunque veo su dolor mostrándole esta cara, al final ella siempre decide quedarse. Por lo tanto, si le muestro la otra, quizás no le guste, porque no la conoce, y sea entonces cuando de verdad cumpla sus promesas y se vaya.
Así que aunque le doy placer, al mismo tiempo la someto, para que la rabia vaya congelando poco a poco su corazón. Entonces cuando se subleve, no lo hará desde el amor, sino desde el odio, alimentando así de nuevo siglo tras siglo la guerra de sexos y la división de género, postergando la caída del patriarcado que tan empeñados estamos mis hermanos y yo en seguir perpetuando.
-¡Joder, Hades! ¡Vaya paranoia! Y vaya concepto de ti mismo. ¿No crees que deberías empezar por ahí, por las creencias que tienes acerca ti?
-¡Jajajajajajaja! Lo sé, pero...son tantos años ya siendo y viendo el mundo de esta manera, que me siento viejo y cansado para cambiar.
¿Sabes qué? Me encantaría que un día Perséfone se revelase de verdad, desde el amor que es, y no sólo dijera cuatro cosas bien dichas, sino que las hiciera. Yo sé que ella tiene ese poder, el mismo que me atrae y me asusta a la vez.
Porque eso es lo que deseo realmente, que sea consciente de su valor y lo comparta con el mundo. Eso es lo que queremos los hombres que sustentamos este sistema caduco, que está provocando la destrucción del planeta.
Pero no te preocupes, tenemos los días contados, gracias a hombres y mujeres como tú. Hombres y mujeres que no se creen el cuento del hembrismo o el machismo.
-Bueno...no sé ustedes, pero yo sigo teniendo mis reservas sobre esta historia. Así que me quedo con una frase que Perséfone me dijo por lo bajini:
"Lola, no le tengas miedo al lobo. Cómele la boca, y deja que él te coma las tuyas. Permítete arrastrarte como una perra, eso le pone que te cagas, para levantarte luego como la loba que eres, conocedora y cuidadora de tu santuario, tu propio cuerpo, eso le pone más todavía"
-¡Jajajajajajaja! ¡Es que me la como!!!!
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