sábado, 10 de septiembre de 2016

Choques y despeñamientos

Imagínate que te vas a lanzar desde lo alto de una montaña, ¿qué eliges, lanzarte de frente o dejarte caer de espalda?

¿Por qué hay que elegir, quién lo dijo?

Cuando decido despeñarme sobre tu montaña, a veces lo hago de frente, para ver lo que ves tú a través de mis ojos. Otras prefiero darte la espalda para imaginar lo que tú ves y yo no puedo.

¿De verdad crees que eres tú el que eliges, crees que soy yo?

Tantas discusiones todavía pensando que somos nosotros los que decidimos y es algo mayor lo que lo hace. Siempre se trata de algo mayor.

Algo que está deseando experimentarse a través de los desprendimientos al vacío, de los choques.

Choques de miradas, choques de cuerpos, choque de las manos contra la carne intentando traducir el deseo.

Desprendimientos al vacío de lo que deja de ser siendo. 

Nada existe y sin embargo todo está permitido.

Lo permito porque lo deseo, por eso lo tengo.

Cuidado con lo que deseas, produces más magia de la que crees, ¿serás capaz de sostener tus caprichos?

Yo sé que sí, de no ser así, no se te concederían.

Capricho, ¿quién inventó esta palabra?
Algún celoso del deseo ajeno cumplido, alguien que osó juzgar su necesidad.

El capricho es bueno, es un deseo, el deseo es lo que precede al sueño, el sueño la antesala de la realidad.

Realidad, sueño, deseo, capricho, ¿crees que hay alguna diferencia?






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