domingo, 25 de septiembre de 2016

Desnudos

¡Qué bello es un hombre desnudo! Siempre está vestido de "verdad", aunque crea que te está mintiendo. 

La desnudez siempre es verdad, sólo un vanidoso o vanidosa se dejaría engañar.

No me importa que me mientas sabiendo que lo haces, yo siempre elijo si te creo o no. Así alguno de los dos termina siendo honesto.

Es peor lo otro, mentir estando totalmente convencido de que se dice la verdad. Así ésta pocas veces encuentra espacio.

Manipulamos tantas veces en nombre del "amor" que ya no sabemos cuándo es cierto.

Nos perdemos en océanos fingidos sin saberlo, es por eso que aunque no sea real, terminamos ahogados en él.

"Lo que está muerto no puede morir", pero puede resucitar.
 



domingo, 18 de septiembre de 2016

¿Esperas algo de mí?

-¿De verdad no esperas algo de mí?
-¡Claro! Espero disfrutar de momentos tan ricos como éste cada vez que lo queramos tú y yo.
-¿Desearías compartir momentos ricos con alguien más?
-No lo sé. Sólo sé que lo que está ocurriendo ahora me encanta.

¿Cuántas veces nos perdemos lo cierto en pos de la pedrada?
¿Cuántas veces dejamos de disfrutar lo que tenemos en frente pensando en posibles películas de terror?

Estamos sufriendo en el paraíso.

¿De verdad quieres que te diga que serás el hombre de mi vida? ¿Me creerías?
Puede ser que sí y puede ser que no.
¿Cómo puedes saber que quedarte conmigo sería lo mejor para ti?

Entonces, olvidemos las promesas, no valen nada porque la vida es cambio constante. Tú y yo somos distintos a cada rato. 

Démonos la libertad de cambiar de opinión, de contradecirnos, de ser honestos con nosotros mismos.

Reconozco tu libertad y me rechifla que la quieras compartir conmigo en momentos elegidos con ganas sinceras.

Dime y haz lo que quieras cuando quieras, yo decidiré si te acompaño o no desde la misma libertad.

Cuántas maravillas nos perdemos estancados en lo que podría ser. Cuántos besos, caricias, ruidos de amor tirados por el water de "pensará que soy...me dirá que no..."

Yo lo quiero todo, no me voy a quedar con las ganas de intentarlo.



sábado, 10 de septiembre de 2016

Choques y despeñamientos

Imagínate que te vas a lanzar desde lo alto de una montaña, ¿qué eliges, lanzarte de frente o dejarte caer de espalda?

¿Por qué hay que elegir, quién lo dijo?

Cuando decido despeñarme sobre tu montaña, a veces lo hago de frente, para ver lo que ves tú a través de mis ojos. Otras prefiero darte la espalda para imaginar lo que tú ves y yo no puedo.

¿De verdad crees que eres tú el que eliges, crees que soy yo?

Tantas discusiones todavía pensando que somos nosotros los que decidimos y es algo mayor lo que lo hace. Siempre se trata de algo mayor.

Algo que está deseando experimentarse a través de los desprendimientos al vacío, de los choques.

Choques de miradas, choques de cuerpos, choque de las manos contra la carne intentando traducir el deseo.

Desprendimientos al vacío de lo que deja de ser siendo. 

Nada existe y sin embargo todo está permitido.

Lo permito porque lo deseo, por eso lo tengo.

Cuidado con lo que deseas, produces más magia de la que crees, ¿serás capaz de sostener tus caprichos?

Yo sé que sí, de no ser así, no se te concederían.

Capricho, ¿quién inventó esta palabra?
Algún celoso del deseo ajeno cumplido, alguien que osó juzgar su necesidad.

El capricho es bueno, es un deseo, el deseo es lo que precede al sueño, el sueño la antesala de la realidad.

Realidad, sueño, deseo, capricho, ¿crees que hay alguna diferencia?






Fácil

Todo es fácil cuando me elijo yo.

Cuando soy honesta conmigo.

Cuando cierro los ojos y no me da miedo contestarme.

¿Me gusta la música que haces con tus ojos cuando me miras?

La música mueve el mundo, es la manera que tienes de danzar la vida.

¿Me preocupa realmente que entiendas mi forma de bailar?

Pocas cosas me preocupan ya.

Cuando dejas de ocuparte de lo que no te corresponde, la música es más armónica.

No necesito explicaciones  ni promesas, puedo oír tu melodía, eso es todo lo que preciso escuchar.

No hay mentiras, sólo acordes malentendidos.

Por eso me elijo yo, dentro o fuera de ti, así es más fácil comprender la música del mundo.


martes, 6 de septiembre de 2016

Regalos por todos lados

Mire donde mire sólo puedo ver regalos.

Unas niñas que crecen sanas, felices, volando con su papoto que las adora y cuida a un país donde les espera gente sonriente, deseosa de enseñarles un mundo distinto.

Un bebé recién dado a la luz sorprendiendo con su vitalidad esperada antes de tiempo, mostrando la fuerza que su nombre guarda.

Unos papás que se dejan acariciar, amigos a los que cuidar agotados por tanta felicidad. 

El carro de la compra lleno de alimentos con los que cocinar para el amor que nos damos, al servicio de mi cuerpo y de los cuerpos de los que amo.

Un día que amanece nublado invitándome a abrazarme y que poco a poco se va despejando para invitarme a ser abrazada por el sol, aumentando mis ganas de desnudarme dentro del mar.

El mar, ese amante inabarcable, inagotable, sereno y con sus propias leyes, indómito. Recordándome así mi propia naturaleza reflejada en sus ojos claros de sal.

El amor no se pide, se da, y todo buen amante conoce y acata esta norma. Así me entrego y me doy yo al mar, que es la vida, que es el flujo donde vienen y van los sueños. Donde se nace y se muere y se vuelve a nacer cada vez que nos sumergimos en él.

Mi cuerpo cíclico, sangrante, capaz de morir lo viejo y que así entre lo nuevo. Bendigo mi cuerpo de mujer, su capacidad de vacío para crear vida.

Mi amiga valiente que se va a trabajar a otra ciudad entregada al porvenir, llena de regalos por materializar, me espera con los brazos abiertos para cuando decida saltar.

Hermanos que me acarician aún cuando no están cerca.

Unos padres que me siguen meciendo aún cuando creo que no lo necesito.

Qué necia e ingrata sería si me inhabilitara para sentir toda esta belleza creada de dentro afuera y de afuera adentro. Una Kundalini perfectamente alborotada en su equilibrio.