No me tienes que salvar de nada, no estoy en peligro.
No necesitas mi perdón, soy pecadora igual que tú, gracias a Dios.
Me encantaría que bajáramos al infierno juntos, que me enseñaras los placeres del tuyo, yo te enseñaría las sombras que mejor cobijan del mío.
No quiero que volvamos de él sin antes quemarnos enteros, sin haber comido cada demonio, chupado cada fantasma, abrazado cada despojo.
Quiero amarte en cada susto y que me derritas en cada grito.
Quiero perdonarme por no haberlo hecho antes, y que te perdones por no haberte dado tiempo para amar lo que es.
Ahora que quemamos lo propio parido de lo ajeno, somos libres para crear lo que nos apetezca.
Sin ti sería feliz también, pero quiero que seas tú y no otro.
Quiero que me quemes tú y no otro.
Quiero que sean tus demonios con mis ángeles, tus virtudes con mis defectos.
Ya no tenemos prisa porque empezamos nuevos.
Ahora es y lo demás da igual porque ya no da miedo, sabemos que el fuego es vida.

No hay comentarios:
Publicar un comentario