Paridora de mundos hermoso que crearán universos bellos, distintos aunque igual en esencia.
La espontaneidad alegre y la serenidad elegante.
Salma y Maya, Maya y Salma.
El mar que mece a la madre que baña de sal la vida.
La sal de las lágrimas que celebran las maravillas cotidianas y de las que limpian el dolor no llorado.
Sal del sudor que provoca el éxtasis de hacer carne al Amor y del que se cubre la piel y el alma cuando quieres conseguir lo que ya eres y no tienes.
Sin duda, el Amor es más salado que dulce...

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