¿Por qué ponemos el poder fuera, en otros? Mi pareja, mi madre, la política, la enfermedad, la desgracia, el clima...
¿Quién me dijo que los sueños no se cumplen?
Miro hacia atrás y veo todos los sueños cumplidos, miro hacia delante y veo todos mis posibles potenciales.
Si lo cree una vez, ¿por qué creo que no podré ahora?
Si otro lo hace, yo también puedo, somos uno, su fuerza es la mía, es la de todos, es la que mueve el mundo, los universos.
Cuando siento miedo, ¿es mi miedo?
¿Qué mandato estoy obedeciendo?
Si me duele aquí, ¿por qué no me muevo?
Si sé que algo no me sirve, ¿por qué me quedo? ¿Por qué me aferro, lo defiendo, lo justifico?
¿Por qué tengo prisa? ¿A dónde quiero ir?
¿Por qué no creo ese lugar, esa persona, esa belleza?
Cuando pido un deseo ¿sé lo que realmente deseo? Y si así fuera, ¿por qué no lo hago realidad? ¿Por qué no me comprometo con él?
Me doy cuenta de que las preguntas se responden con más preguntas y que cuando voy atrás en la lista de preguntas, las primeras ya no tienen sentido.
Todo se responde sólo.
Veo que lo que me separa de la realidad, es sólo mi pensamiento.
Veo que todo está bien.
Me siento confiada, en paz.
Me entrego a la verdad original.
Que se haga tu voluntad, que es la mía.
Me abandono al misterio y creo un espacio para que el deseo se cumpla.
El vacío donde todo es posible.

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