lunes, 13 de junio de 2016

Yo no puedo ser tu media naranja

No puedo ser tu mitad, no me compongo de una sóla parte, tengo miles, es más, soy un número impar.

Por eso nunca estaré a tu nivel, siempre verás  algo que me sobra o me falta.

Soy impar porque estoy enfadada, por eso elijo a los que se van, los que no se entregan, como yo.

Pensé que era diferente, que había aprendido las lecciones del pasado. Que había aceptado, soltado, integrado. 

Me doy cuenta que no, me lo dice mi útero cada vez que sangro y no lo quiero oír.

Sólo había bajado el telón, dejando a los actores secundarios en pause. Por eso vuelven repetidos en otros cuerpos.

No puedes empezar lo nuevo sin terminar lo viejo, no puedes llenar el cuenco que ya está reventado.

¿Cómo pueden ser dos corazones uno si están separados por una mitad?

Mis partes tienen múltiples combinaciones que cambian de color con la luna y de forma con el barro del fango que nace de mis aguas estancadas.  

Nunca quise removerlas, estaba cómoda en esa aparente transparencia, hasta que mi cuerpo me gritó que parara, que mirara en el espejo sin el photoshop de la cara dulce y la que siempre ríe.

No quiero sentirme entera, por eso no lloro. No soy completa, eso se nota, por eso me siguen pidiendo mitades.

Sentirse completa duele, ya no hay culpables, no hay víctimas, sólo hay un cuerpo que grita mi nombre invocándome. 

Invoca también a la que odia, a la que reclama, a la que envidia, a la que no tiene razón, a la que juzga, a la perezosa, a la cobarde.

No hay dolor más grande que aquel que nos infringimos a nosotros mismos cuando nos mutilamos por ser socialmente aceptados, por pertenecer a la manada. El dolor que nace de la falta de autocompasión. 

Entonces lloro y lloro, mi útero sangra y mis manos me abrazan, moldeando el barro que dará nueva forma a la que renace.

Y me toca dejar de ser la media madre, la media hija, la media amiga, la media amante, la media enfermera, la media Lola.

Duele, duele mucho, tanto que hasta mis encías también sangran por la rabia contenida. Tanto, que ya no sufro. Tanto, que me libera.

Es del barro que nace la flor de loto, es de la sangre que nace la vida.

A lo mejor el Amor se puede vivir más de una vez, a lo mejor sólo es cuestión de ser valiente y entregarse a la vida completa, en paz conmigo y entonces con el mundo. 

Aunque siga siendo impar, por elección esta vez.


domingo, 5 de junio de 2016

Deja de disculparte

Deja ya de disculparte por penetrarme y que me duela.

Tú no me dueles, le dueles a esos que te hacen pensar que no eres suficiente.

Ese no es tu dolor, no lo creas tú, son sus expectativas, sus pedradas.

Deja de estar en guerra con todo y todos por ellos, tú no eres conflictivo, sólo te identificas con el reflejo que ellos quieren ver.

Invéntate otro cuento, el cuento donde eres el ángel que sabes, el cuento en el que te encuentras con la que quieres dormir, la que será madre de tus hijos.

Yo no creo que sólo tenga que dormir con "el que es", todos "son".

A veces pesados, a veces encantadores, a veces amigos y siempre maestros.

No me peleo con "lo que no es". No discrimino a los que elijo en pos de "el que es", menuda falta de respeto a la vida que dibujo sería.

Entonces mi cuento, por ahora, tampoco puede ser el tuyo y está bien.

Te quiero mucho, siempre que me acuerdo de ti mi boca se curva de felicidad, recuerda al ángel tan lindo que eres mezclado con el lobo feroz que también te habita. No recuerda al que se cree la historia del que hace daño.

Supongo que será porque me identifico contigo, porque me veo en ti, porque cada vez más, me amo alegre.

La vida es bella, ¿cómo puede ser fea la vida de quien puede besar?