Imaginar situaciones posibles sobre lo que pueda ocurrir, no fuera sino dentro de mí.
Quedarme paralizada sin poder cumplir mis sueños.
Bloquearme ante situaciones que me llevan más allá de mi zona de confort.
No confiar en mí y en mi capacidad cuando alguien pretende intimidarme.
Sentir que soy culpable de ante mano sin saber siquiera de qué se me podría acusar.
Sentirme incapaz y dar media vuelta con el rabo entre las patas dando así la razón a los que dicen, "lo ves, no tienes conocimiento, no se puede contar contigo"
Me da miedo seguir creyéndoles, no escuchar mi voz interior. Me da miedo seguir desvistiéndome de mi.
Me da pavor no permitirme amar y ser amada por dar crédito a los que dicen que no soy lo suficientemente como para merecerlo.
Me encanta la pregunta esa de, "¿si no tuvieras miedo, qué harías?
En este camino del miedo, me he hecho su amiga. Noto los síntomas de mi cuerpo cuando me habla a través de él.
Cada vez soy más capaz de mirarle serena y decirle que está bien, que le entiendo, sólo trata de protegerme.
Le digo que estoy aprendiendo a hacerlo sin él.
Le digo que ya no me ayudan esos fantasmas porque ya no necesito que me rescaten.
Hemos sido criados en la cultura del miedo y la culpa.
Nos han hecho pensar que tanto el peligro como la ayuda, vienen de afuera.
Nos han hecho dependientes de otros, del sistema, de Dios.
Todo para que olvidemos nuestro poder y ser esencial.
Es muy lindo, o a mí me lo parece, sentir miedo en algún momento, respirar y darme cuenta de que sólo es un pensamiento. Es muy relajante no necesitar un héroe.
Quizás esto también asuste un poco, el sentirte bien cuando eres independiente.
Puedes pensar que te costará más estar con alguien, puedes pensar que te has vuelto intransigente o muy selectivo.
No creo que sea así. Creo que es lo que otros sienten porque ya no te pueden manipular tan fácilmente, por lo tanto hacerte sentir culpable.
La culpa, esa es la siguiente en mi lista de amigos. No quiero seguir bajo su yugo, deseo darle su lugar y mirarla serenamente también.
Quiero aprender su capacidad de colarse tan sigilosamente en mi vida, quiero verla venir y darle la mano a tiempo.
Con mi amigo el miedo, he pactado un mensaje tranquilizador entre los dos. "No se trata sólo de mí, se trata de algo mayor que debe manifestarse y no vamos a decir que no"






